La calidad educativa es una de las
expresiones más utilizadas actualmente en el ámbito educativo, como punto de
referencia que justifica cualquier proceso de cambio o plan de mejora. En este
contexto, la eficacia y la eficiencia son sus dos pilares básicos. De ahí que la
escuela forma parte de esa sociedad y tiene su razón de ser en el servicio que
presta a la sociedad.
Sólo desde una perspectiva de
reflexión permanente y de innovación se puede conseguir una educación de
calidad, que responda a las necesidades y demandas del alumnado. Innovar es
responder a las necesidades de una sociedad en permanente cambio cultural,
científico, tecnológico, etc., lo que exige a la escuela formar a sus alumnos para
el futuro que alcance estándares superiores de desarrollo, en lo filosófico,
científico, metodológico y sobre todo en lo humano.