En las experiencias que se estudian día a día la innovación
se manifiesta como un valor constituyente. Este valor si bien hace parte del
tipo de actitud que se desea promocionar en los maestros en formación o en
capacitación logra, en la mayoría de los casos, impregnar la experiencia en su
conjunto. Y es que parece que trabajar con TICs está asociado, de suyo, a la
figura del innovador, por ende, se agrega por esta vía un componente
dinamizador de la educación en su totalidad.
De ahí que podamos decir que las TICs son
efectivas cuando son capaces de constituirse en un soporte transversal y
constituyente del currículo escolar.
Cuando los maestros utilizan a las TICs para
preparar el material de aula, éstos se transforman en creadores de material
didáctico, pero además por esa vía de su propia estrategia didáctica.
Davini
(1997) indica que el maestro debe buscar su continuo crecimiento profesional.
Para un buen desempeño en su quehacer educativo el maestro tiene que
pensar en enriquecer su acervo profesional y los fundamentos de su conocimiento,
destrezas, métodos educativos y pedagógicos. A mayor educación del
maestro mayor serán los beneficios en el proceso de
desarrollo educativo y cognitivo de sus alumnos.
Freire
(1993) dice que el maestro no debe dejar a un lado lo que el estudiante trae
consigo de su comprensión del mundo; su manera de hablar, su manera de contar,
calcular, sus saberes en torno a su mundo, su religiosidad, sus
saberes en torno a la salud, el cuerpo, la muerte, el sexo, los
conjuros, el ambiente y la tecnología.
Por tanto el maestro debe concebir el salón de clases
como el lugar donde investiga, experimenta, modela, se comparten ideas, se
toman decisiones para la solución de problemas y se reflexiona sobre
lo que es necesario y pertinente aprender.
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